Qué es una MAN KILLER?

Una Man Killer es una mujer dinámica, enérgica, inteligente y decidida. Es la perfecta compañera para lograr las metas en común y tener libertad para lograr las personales.


Una Man Killer nunca será sumisa ni torpe al hablar, su voz es fuerte y decidida, sabe lo que quiere, lo que le beneficia y sabe cuando dejar atrás lo que no la ayuda a ser mejor.

Como todos una Man Killer tiene sus días malos, pero de ella misma depende de que solo sea eso, un día...


martes, 16 de noviembre de 2010

Cocowash


Pasas un día de perros, donde el 90% de las cosas te han salido mal y el 10% restante peor; sientes que podrías desaparecer en este momento de la faz de la tierra, explotando como una pequeña bomba molotov hecha de confeti.

Qué se puede hacer ante tan triste existencia? : Pues ir a que te laven la cabeza.

Sal en busca de unas manos rebosantes de atención y sumerge en ellas tu perturbado cráneo.

Reclina tu cabeza y fija la mirada en el techo, mientras unas delicadas manos masajean tu cuero cabelludo como tratando de dar orden al desorden cerebral que llevas dentro. Detén tu mirada sobre el techo blanco que se despliega ante tí, un lienzo tan blanco como tus pensamientos en ese momento, no hay signo de actividad neuronal, solo un enorme espacio de silencio.

Déjate seducir por esos dedos largos y delicadamente femeninos que cubren con champús de ricos olores cada hebra de tu pelo, al punto de que casi podrías declararle tu amor eterno a esa mujer si sigue consintiéndote de esa manera.

Siente como remoja tu cabello, lo retuerce suavemente y lo vuelve a mojar. Piensas en lo delicioso que sería soltar todas tus torturas y desventuras y dejarlas ir con el agua jabonosa que emana de tu cabello y desaparece por la cañería.

Es imposible no cerrar los ojos antes tal estimulo. Sientes como ella con sus manos te acomoda las ideas: las más malas las acomoda cerca de las orejas, las buenas en la base del cráneo y si se lo pides puede que te acomode las mejores a la altura de la frente, para que las recuerdes cada vez que te veas al espejo.

Recuerdas la rabieta que te hiciste a vos mismo ante la idea de ir al salón a que te hicieran algo en la cabeza y sonríes hacia tus adentros pensando en lo que te hubieras perdido; ahora, podrías quedarte en esa posición el resto de la eternidad.

Sabes que el tiempo pasa rápido y que en cualquier momento el idilio de agua, manos y champús de mil olores se dará por terminado y te resistes a enfrentarte a tal pena, aún hay mucho que lavar en tu cabeza, tanta mugre recogida por años y años de malas decisiones y malos pensamientos se ha vuelto dura de roer.

Por fin llega el momento, sientes que las manos detienen su vaivén entre tus cabellos y se sacude tu cabeza entre el roce de una toalla seca, es hora de partir. Te levantas de la cómoda silla un poco aturdido de retomar tu postura erguida, mientras tu cabello esponjado y limpio se te viene para la cara.

La muchacha te mira y te pregunta qué te quieres hacer, a lo que respondes que nada, sólo ocupabas el “cocowash”…

¿Cuánto le debo señorita?.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Blog


Aveces es casi inevitable poderme despegar de la esencia glutinosa y extremadamente dulce que perfuma mi feminidad y que a veces me produce migrañas; y como reitero que es inevitable desligarme de ella por completo, en ocasiones caigo bajo sus juegos mentales y empiezo, de forma instintiva, a dibujar en mi cabeza pequeñas nubes color rosa en las cuales comienzo a bordar sueños al mejor estilo de película romántica.

Eso me pasó hace ya algunas semanas cuando comencé a pensar en mi “blogger azul”. El sueño parecía una secuela de la famosa película de you’ve got email?, sólo que nunca pude asociar al blogger de ensueño con alguien en mi realidad.

Soñaba con que a muchos kilómetros de aquí (porque definitivamente cerca de mí no está), hay un hombre que se sienta en su carro, o mira a la gente desde la ventana del bus pensando en que escribirá en su blog. Piensa que se expone mucho a veces a comentar ciertas cosas, pero que al final nada debe temer, porque de sus 5 seguidores, 4 son de extrema confianza.

Nunca comenta con nadie las cosas que escribe en su blog, no tiene intención de promocionarlo, tampoco le preocupa no tener comentarios de sus entradas, las que ha escrito para sí mismo más que para el mundo. Las publica claro está, en la web, a la vista de todos, pero lo hace a manera de catarsis, es como si te pusieras un disfraz y todos te observaran, pero al final nadie sabe exactamente quién eres.

Me lo imaginaba llegando a su casa, después de la oficina, viviendo solo, siendo super hacendoso, preparándose la cena, escogiendo algo de música para suavizar el ambiente, mientras enciende su notebook.

Mientras prepara su cena piensa en el título de la entrada, se quita los zapatos y se pasea en medias. Luego de cenar y dejar todo para lavarlo en la mañana se sienta frente al teclado, se pasa las manos por la cara varias veces, como queriendo acomodar las ideas que gesticuló en silencio en el camino; se rasca la barba que va creciendo y se desabotona la camisa.

Luego se levanta de la silla, abre la ventana para que entre la brisa nocturna, vive en un segundo piso, lo cual es ventajoso, ya que nunca será distraído por algún transeúnte o vehículo que lo pueda sacar de su trance creativo.

Piensa y repasa su día para definir que matiz va a tener su entrada hoy.

Y entonces comienza. Escribe y escribe si devolverse entre las líneas, las correcciones y modificaciones vendrán después; las ideas se deslizan tan rápido que si frena su cauce perderá muchas de ellas. Escribe y escribe, olvida contestar el teléfono, olvida contestar los mensajes de Messenger que tintinean en la barra, el mundo murió para él en este momento.

Me lo imaginaba poniendo un pie encima del otro, mientras toma un respiro, ya hace frío y las delgadas medias no bloquean el helado viento que se desliza a milímetros del piso.

Termina de escribir y repasa lo que ha hecho. Corrige algunas cosas y tiene problemas para darle un cierre a su entrada, pero después de varios intentos lo logra.

Lo lee una vez más y lo publica. Eso es todo.

Pasea de nuevo sus manos por su barba y se acomoda el cabello, está exhausto y ya casi es media noche, pero sabía que no podría conciliar el sueño si antes no escribía aquello que le pesaba hasta en las bolsas del pantalón.

Ahora comienza a quedarse dormido, mientras piensa que tal vez, probablemente, a miles de kilómetros de ahí, dentro de algunas horas y de manera casual, alguien se topará con su blog y se sentirá tan identificado con él, que sentirá que se mira en un espejo, y se preguntará donde ha estado el creador de toda esta historia durante toda su vida.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Dolor


¿Qué haces cuando sin sentirlo aún, ya encoges tus pies y dilatas tus ojos de dolor?.

Sin casi notarlo, sin pensarlo, te arrinconas en una pared y entrelazas tus brazos frente a tus piernas, como esperando el golpe frío del viento, el aliento cancerígeno, la brisa tortuosa del dolor que se acurruca a tu lado.

Es cuando piensas que no eres tan valiente como creías, que eres como cría extraviada en medio de un bosque oscuro, que estás aterrada y que te sientes sola.

Porque hay dolores que se pueden gritar a los vientos, que se comparten con el mundo, que nos cubren de compasión y empatía; pero están los dolores que se deben mantener a la sombra, los que se arrastran en silencio, los que se cubren con maquillaje, con sonrisas, con frases cortantes.

¿Qué haces cuando el dolor te aprisiona, te amordaza la boca y te jura que va a estar a tu lado por siempre?.

El dolor aún no llega, pero se siente cerca, viene de camino, tarde o temprano llegará, a gritarme a la cara mis imperfecciones y a sellarme los labios para que grite por dentro.