Confieso que canto (o ronco?) canciones de hace 500 años, como “Venus” de Avalon o “I'm Sorry” de Brenda Lee, y aunque nadie me lo crea, no contesto teléfono cuando éstas suenan.
Confieso que me encanta caminar bajo la lluvia, sola o acompañada, a paso lento y alivianada.
Confieso que me ataca el hipo siempre que tomo el primer sorbo de Coca Cola, que me gustan las botas altas, los libros de terror y ver resúmenes deportivos.
Confieso que odio levantarme tarde un fin de semana, que me gusta descansar en el sofá de la sala, boca arriba, mientras Surimi, mi perra, se echa encima de mí, ambas con la mente en blanco.
Confieso que tengo adicción al chocolate, que me deleita cómo suena mi nombre, que me gusta usar medias largas y que me siento asfixiada un domingo en la casa.
Confieso que aveces me quedo dormida mientras escribo, que según mi jefa tengo los sueños más extraños que ha oído, que me lavo los dientes al llegar a mi casa para que no me den ganas de comer mucha cochinada.
Confieso que se me olvidan los secretos que la gente me comenta, que me aburren las cosas de “nenas”, que amo andar descalza y que se me olvidan los cumpleaños.
Confieso que me gusta el arroz con leche frío, la olla de carne añeja, la manzana roja con limón y que detesto el café.
Confieso que tengo cierta debilidad por los hombres, me desvelo por los perros y pierdo las llaves de mi casa con frecuencia.
Confieso que me encanta andar en pijama, fantasear en voz alta y caminar sin rumbo fijo.
Confieso que hay alguien que me gusta pero que me ignora, que odio los peluches y a los hombres con mala ortografía.
Confieso que me gusta “Las Meninas” de Velasquez, “Dance” de Mucha y “El Beso” de Klimt.
Confieso que aveces me dan ganas de fumarme un habano, de no peinarme a diario, de correr envuelta en un paño; de darle un beso apretado a un extraño, de comerme algo sin pagarlo.
Confieso que me gustan los dulces, que me aturden los metiches, que me gusta reventar espinillas, que me peso una vez al día, que aveces me duermo sin lavarme los dientes, que todos los días desayuno cereal con leche.
Confieso que casi no veo tele, que me gusta pintar en las paredes, que me siento fuera de lugar muy frecuentemente, que mi papá me asusta cuando me habla fuerte.
Confieso que le debo plata a todo el mundo, que me gusta escaparme de la rutina sin previo aviso, que no soy capaz de comprar lotería y que siempre llevo mi propia bolsa al súper.
Confieso que no sé silbar, que he sufrido dos parálisis faciales y que siempre pierdo las apuestas (bueno, casi siempre).
Confieso que soy una descarada, que no tengo problemas en sentirme consentida, pero que a la vez no me gusta que se acerquen demasiado a mí.
Confieso que todo se me olvida, que tengo problemas con la disciplina y que a pesar de todo existe gente en este mundo que me ama, y es a esa gente a la que le digo Gracias!.
Confieso que disfrutas increíblemente de una buena película acompañada de palomitas gordas y que la música que escuchas nos puede sorprender a todos.
ResponderEliminarConfieso que disfrutas de una soda o una coca cola cuando en un viernes, la noche cae en todo su esplendor, y también que eres la más debil de las personas cuando en ésta circunstancia aparece un cigarro que acompañe una buena conversación.
Confieso que no entiendo como haces para usar zapatos de tacón todos los días y aún así sentirte tan amiga de unos tennis cuando entrenas.
Confieso que eres una persona muy creativa y espontánea y que no sé como tienes amigos, que a pesar de que son "simples mortales" logras establecer una buena conversación en un instante.
Confieso que podría pasar horas y horas hablando con vos sin cansarme o aburrirme y que eres de las personas que más me sorprenden por su energía sin fin, así como de la misma forma me asustas cuando dices que estás cansada y no hay quien te haga cambiar de opinión.
Confieso que eres el ejemplo de muchas de las cosas que sin querér implementé en mi vida y que han sido buenas y malas decisiones, pero has sido mi inspiración.
Confieso que te conozco de muchos años y que complementas mi vida, que has sido y espero que sigas siendo una parte muy importante en ella.
Confieso que si volviera a nacer y me dieran el chance de conocerte de nuevo, lo aceptaría sin dudar y que aunque seré quizá, igual que ahora, una "simple mortal", te invitaría a una soda o a una coca cola o, como mala junta que soy, te incitaría a tomar una cerveza y a brindar por nuestra amistad.