La mayoría de nosotros no escogemos nuestro sexo al nacer, eso es lo que tengo entendido, o por lo menos en mi época así era.
Nací mujer y moriré siendo una. Nací hombre y moriré siendo uno. Nací atrapado en un cuerpo que no concuerda con lo que verdaderamente siento que soy y moriré siendo físicamente lo que no soy. Todo es válido.
Pero si nos enfocamos en el sentir al nivel más macro podemos afirmar que la mayoría de nosotros aceptamos nuestro sexo de la mejor manera posible, tanto así que llegamos a defenderlo ante cualquier cuestionamiento al que se vea expuesto. Y es que resulta sumamente difícil que un hombre no se sienta orgulloso de su pelo en pecho, de su voz cavernosa y de "ser macho" (independientemente de lo que signifique para cada hombre serlo), al igual que una mujer que no se sienta orgullosa de las curvas con las que la dotó la naturaleza, de su peculiar sensibilidad y de su capacidad multitasking, entre otras cosas.
En otras palabras, los hombres aman ser hombres y las mujeres amamos ser mujeres. Afirmamos nunca envidiar la naturaleza del sexo opuesto ni siquiera por simple curiosidad, aunque muy en el fondo y algunas veces de manera inconsciente nos hemos preguntado que sería “ser yo pero al revés”.
Pues bueno, he decidido, por primera vez en mi vida sacarme la camiseta de mi equipo y ponerme la del equipo del frente, dejar el maquillaje en el tocador y aceptar que existen detalles que la vida masculina encierra (claro está que mi punto de vista aparte de imitado está sesgado por el hecho de ser mujer) que me pueden resultar atractivos y en definitiva podrían hacerme valorar en otra vida elegir ser hombre.
Existen unas cuantas razones poderosamente importantes que deben ser nombradas y que definitivamente son las de mayor peso en el momento de valorar mi próximo sexo en una eventual reencarnación:
Orinar de pie: imagínate frente a la pared de la casa de la vecina más entrometida del barrio, aquella que siempre se abalanza encima de tus novios o pretendientes, la que pone reggaetón a las 7am de la mañana un sábado. Ahora imagina como, después de cerciorarte de que no hay testigos que den fé de tus acciones, dejas fluir tus aguas mansas a lo largo de la hermosa pared, recién pintada el fin de semana pasado, claro no eres una completa perra insensible y tienes el cuidado de no arruinar las margaritas y santalucías, que de hecho no tienen por que pagar tu venganza.
La vida de la mujer se vería enormemente simplificada si pudiéramos contar con un miembro como el masculino para poder miccionar, donde sea, cuando sea y con quien sea. Dios abriría el buzón de sugerencias un día en la mañana, ese que tiene a nuestra disposición, y hallaría una nota que diría: “Querido Dios, por favor para el próximo modelo evolutivo que tengas contemplado para nosotras te pedimos (oh Dios!) que nos agregues un “gusanito” que nos permita hacer del “uno” de pie, pero, como ya nos hemos acostumbrado a nuestro precioso diseño y un miembro adicional repercutiría en una cuantiosa inversión en ropa especial para nuestro nuevo "body", te pedimos (oh Dios) que éste sea removible y compacto para llevarlo en el bolso o que éste aparezca y desaparezca cuando demos dos palmadas o por último, y tomando en cuenta la tendencia tecnología de la cual somos fanáticas, nos pongas uno “virtual”. De antemano agradecemos la atención a nuestras súplicas”.
Pelos, déjalos ser!: Déjalos ser, que crezcan y se multipliquen, que salgan de sus escondites y se muestren al mundo!, no importa si provienen de las axilas, las piernas, los brazos, la cabeza, las orejas, la nariz y demás recodos, que sean libres de contorsionarse con la brisa y de, si lo desean, cubrir nuestros cuerpos hasta convertirnos en algo así como una nueva generación de Ewoks.
En este mundo donde la desigualdad ha prevalecido a través de la historia, principalmente en el ámbito social, las cremas depilatorias, bandas de cera fría y caliente, pinzas y demás artefactos anti-vellos de naturaleza demoníaca han sido creados y destinados a torturar durante siglos a millones de mujeres que no pueden ni deben dejar un pelo vivo que vague más allá de las líneas fronterizas corporales delimitadas imaginaria y socialmente por el mismo hombre.
Por qué es practicamente ilegal dejar crecer a su antojo aquello que por naturaleza nos fue dado?. Es que acaso ese pelito que estamos devastando constantemente no cumple la función de brindarnos más calor en el duro invierno?. Es acaso que este tímido pelito no es parte de nuestro atractivo primitivo? o es que entonces los hombres de las cavernas no las preferían velludas?.
Menstruación que es eso?: eres un hombre y decides ir a comprar algunas cosas básicas al supermercado: crema de afeitar, un par de birras, una bolsa de Munchies y un paquete de cigarros. Tardas en poner un pie a la intemperie para que tu madre te olfatee y se aproveche “del flete” y te pida que le compres unas toallas sanitarias. Llegas al super y lo primero que haces es ir por lo que tu mamá te pidió, sobretodo por que sabes que si lo olvidas es probable que te restrinja la ración de alimentos del día de hoy solo por el hecho de ser un perfecto inútil.
Como obviamente no sabes donde demonios están las toallas sanitarias buscas a la chiquilla más guapa de las que están en los pasillos espantándose las moscas sin hacer nada y que se depilan las cejas como si les estorbaran, prácticamente borrándolas del mapa facial; ella muy amablemente te lleva al pasillo indicado, ignorándote por completo.
Una vez que dejas de verle el trasero a la chica que se aleja te das cuenta de que tienes frente a ti dos monumentales góndolas atiborradas de toallas femeninas, que al principio y a simple vista parecen ser iguales, pero si las observas fijamente por unos instantes puedes notar como cada una tiene su sex appeal. Toallas diarias, nocturnas, con alas, sin alas, con soportes laterales, con aloe, con manzanilla, ultra delgada, para usar con hilo, para usar con tanga, la de mayor absorción, las que tienen estampado, las que tienen canalitos que retienen lo que tienen que retener, las que son para teenagers, las que son para “jóvenes adultas exitosas y que tienen graves problemas anímicos durante el periodo”, las re-caras, las re-baratas, las que vienen en paquetes individuales, las que se deshacen con cualquier cosa, las que se desacomodan con solo tirarse un estornudo, y la lista continua.
Te bloqueas al nivel de que ni siquiera te da el maní para recordar como es el envoltorio de las toallas que tu mamá guarda en el baño y que has visto mil y una vez, pero nada, estás bloqueado.
Decides comprar de las mismas que lleva una señora que acaba de pasar frente a ti y eso es todo.
Sabes que al final nunca lograrás comprar las indicadas.
No obstante el punto a rescatar es que el suplicio como hombre termina donde empieza el de la mujer, que es la que debe hacer uso del producto.
No hay mujer en este mundo que no haya tenido que usar a una de sus amigas o inclusive pareja para que le mire el trasero mientras se aleja caminando lentamente solo para confirmar que no hay problemas de derrame en la retaguardia.
Si a esto le sumamos el hecho de que muchas sufren de dolores menstruales brutales y cambios de temperamento aun más canijos, resulta fácil afirmar que las mujeres en periodo menstrual no se aguantan ni ellas solas.
Sostenes a la pira ardiente!: Quien de nosotras no se ha cercenado un pecho con una varilla traidora que se sale de su ubicación habitual dentro del sostén y ha tenido que aguantársela por horas por que se encuentra en un lugar publico sin derecho ni siquiera a rascarse una nalga?.
Encajes que producen alergia, tirantes que se encarnan a los hombros, broches que punzan en la espalda y a muchas otras torturas e incomodidades se expone cualquier mujer que use este yugo medieval. Podría así como lo hice con los pelos suplicar la liberación de nuestras redondeces, pero lamentablemente no es así de fácil: la mayoría de nosotras requerimos de este instrumento para hacer frente a la cruda realidad de que todo tiende a la baja conforme pasa el tiempo; así que lo mejor que podemos hacer es buscar aquellos que nos permitan estar cómodas y que nos hagan sentir a nivel muy personal como una muñecota de Victoria’s Secret de vez en cuando.
Claro, no todas las mujeres ven al sostén como un enemigo público, por el contrario cumple un papel de aliado modelador y levantador de los caídos.
Tacones, no salgas de casa sin ellos: Los tacones son un hermoso suplicio que muchas mujeres adoptamos. Estilizan las piernas, crean la ilusión de que son más largas y moldeadas, le quitan lo ordinario a cualquier prenda de vestir que lleves puesta y dan un toque de sofisticación, audacia y seguridad a la mujer. Si, todo eso puede producir un par de tacones, pero también puede producir calambres, dolor de pies, juanetes, dedos deformados, uñas encarnadas, pies cansados y una cantidad ilimitada de tropezones bien sabrosos.
Los hombres por su parte no se complican la vida y utilizan un calzado que les permita sentirse cómodos todo el tiempo sin pensar en tener que sacrificarse largas horas recargando el peso corporal en un par de tacones. Avanzará la ciencia y la tecnología tanto como para lograr fabricar zapatos de tacón con sabor a calzado deportivo?.
Esto es sólo el comienzo de una lista de ventajas que podría a punta de mucho análisis extenderse considerablemente y que podrían afianzar más el hecho de pensar que la vida siendo un hombre puede ser atractiva y desafiante, por supuesto no dejo de lado que igual existen razones poderosas por las que amo ser mujer y volvería a pedir serlo en mis otras vidas, y entre ellas están poder amarlos a ustedes, mis adorables caballeros.
Tendré entonces que abandonar la idea de dejarme crecer el bigote, usar tennis todo el día, salir sin sostén u orinar de pie y volver a mi femenina realidad, maximizando las ventajas de mi sexo y maquillando mis limitaciones.
Esta entrada se la dedico a la mujeres que han sabido dejar salir su lado masculino y evolucionar y a los hombres que se hacen rodear por ese tipo de mujeres, eso demuestra su abrumadora inteligencia y buen gusto :)
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