Qué es una MAN KILLER?

Una Man Killer es una mujer dinámica, enérgica, inteligente y decidida. Es la perfecta compañera para lograr las metas en común y tener libertad para lograr las personales.


Una Man Killer nunca será sumisa ni torpe al hablar, su voz es fuerte y decidida, sabe lo que quiere, lo que le beneficia y sabe cuando dejar atrás lo que no la ayuda a ser mejor.

Como todos una Man Killer tiene sus días malos, pero de ella misma depende de que solo sea eso, un día...


lunes, 21 de marzo de 2011

En busca de más errores y más aciertos.

Resulta extenuante aveces tratar de arrinconar esos deseos incontrolables de meterme en problemas, es como si observara el mar en calma y esto me produjera migraña o ganas de salir corriendo a lanzarme a él y crear el caos entre las violentas ondulaciones del agua.

No me es posible concebir la idea de un mundo donde de vez en cuando no me quiebre la cabeza buscando la solución al nuevo problema en que me he metido, no me arriesgo a imaginar siquiera no tener por lo menos una noche de mal dormir al mes; todo por que me resulta sumamente dificil no querer poner las manos desnudas y tensas sobre el carbón hirviendo, o por que no puedo pasar a la orilla del alcantilado sin sentir que algo me llama en sus profundidades; necesito que este dolor constante de cabeza tenga una buena razón de ser.

La vida me ha hecho experta en romper lo irrompible, rayar lo inrayable, tomar lo intomable y mencionar lo inmencionable, y me ha hecho adicta a lo que no conozco, a lo que no he vivido, a lo que no he probado o a lo que no he sentido.

No creo ser la única que se autoasigna calvarios al azar o se mete donde no cabe sólo por no caer en la cotidianidad, la busqueda incesante de nuevas experiencias nos hace estar en un sección adicional de la raza humana, nos hace toparnos de frente con los que apenas vienen de camino y que muy probablemente nunca cambien de rumbo como tú o como yo.

domingo, 6 de marzo de 2011

"Puños arriba"


He cocido una a una las puntadas que dieron forma a unos resistentes guantes que ahora cubren la delicada piel de los frágiles huesos de mis manos.

Los cosí con hilo hecho a base de experiencias, consejos, mentiras, secretos, desconfianzas, inseguridades y el absorbente deseo de mantener el control.

Aprendí con los años a depurar la posición de defensa, una que me cubriera el rostro de forma casi perfecta, dejándome eso sí la oportunidad de mirar fijamente a mi contrincante, por más grande, escurridizo y desafiante que pareciera.

En muchas ocasiones partí mi labio con mi propio guante al enfrentar un golpe, pero aun así estoy segura de haberlo aminorado, ya que de haber sido directo me hubiera tirado al suelo.

Otras ocasiones fui hechizada con encantadores sonidos y arrullada por unas manos que lentamente bajaron mi guardia para luego desgarrarme el pómulo con un golpe seco. También hubo ocasiones en las que yo misma bajé los puños porque me sentí segura y fui agobiada con golpes que me dejaron más que un ojo morado, un corazón roto.

Por eso he aprendido a nunca bajar la guardia, a mantener esos puños arriba, cerca de mi cara, el izquierdo ligeramente más adelante que el derecho listos para dar un golpe frío y contundente.

Gnomo de Jardín


No me interesa tener un jardín con gnomos de yeso, ni tampoco un tendero amplio.

Tampoco me roba el sueño tener la receta del dip perfecto o tener enmarcada una “Sagrada Familia”.

Puedo vivir sin haberme puesto delantal alguno o sin tener un libro de recetas a mano.

No te preocupes si no me invitas a tu boda o a tu té de canastilla, siempre sentiré un cariño enorme por vos y un agradecimiento eterno por haberme facilitado la excusa para no estar presente.

No tengo problema en no tener en mi closet un vestido de fiesta, ni un bolso elegante, tampoco una vajilla para 6 personas y un mantel presentable.

No te sientas incómodo si no me haces la madrina de tus hijos, es entendible que busques a alguien con mayor experiencia.

Gracias por no hacerme tu niñera y pedirme cualquier otro favor más factible.

No me preocupa no tener que tender una cuna, preparar un remedio o pegar dibujos en la nevera, tampoco no saberme las canciones de Discovery Kids o quedarme callada en medio de una conversación de madres, eso me hace sentir anormal y es grandioso.

Quítame la televisión, no la necesito, puedes llevarte mi cama tampoco me hace falta, no necesito un ropero y tampoco me hace falta la secadora de pelo. Sólo déjame el espejo para tener con quien conversar.

No sé qué tan riesgoso puede ser decirte lo que realmente me mataría si llegara a faltarme, tal vez lo mejor sea que me lo guarde, para poder tener el control de aquello que me aniquila con un solo segundo de ausencia.