Qué es una MAN KILLER?

Una Man Killer es una mujer dinámica, enérgica, inteligente y decidida. Es la perfecta compañera para lograr las metas en común y tener libertad para lograr las personales.


Una Man Killer nunca será sumisa ni torpe al hablar, su voz es fuerte y decidida, sabe lo que quiere, lo que le beneficia y sabe cuando dejar atrás lo que no la ayuda a ser mejor.

Como todos una Man Killer tiene sus días malos, pero de ella misma depende de que solo sea eso, un día...


domingo, 15 de noviembre de 2009

Un día de furia

Ese día, ese preciso día solo podemos pensar que el universo se ha majado un huevo en la infinita puerta de la inmensidad. Y es que no somos capaces bajo esas situaciones pensar en otra cosa que no sea que Dios nos ha abandonado, que es obra del Chamuco o simplemente no debimos levantarnos de la cama ese día.

Cuántas veces hemos tenido, sentido o vivido una situacion que simplemente nos produce ganar de llorar, ya sea por desesperación, verguenza, rabia o dolor?.

Se me ocurren mil y una de esas situaciones, de esas que queremos nunca recordar o volver a vivir, de esas que en nuestro claro cielo nos amenazan cual nube de tormenta.

No me estoy refiriendo (a pesar de mi dramatismo apocalíptico) de situaciones atípicas, casi increíbles o de magnituteds casi improbables, me refiero a pequeños detalles que nos producen un malestar instántaneo.

Hay algo más triste que majarse un dedo en la puerta de un carro?. Claro, que sea otra persona la que nos maje el dedo, y peor aún si previo a nuestra doloroza experiencia hemos advertido que nuestro dedo se encuentra en la línea de combate, en tan vulnerable posición como para ser aplastado en un puertazo. Quién no ha sentido el dolor que provoca tal majonazo, hasta el punto de casi asegurar que nos hemos orinado. Terrible es cuando tras de ser masacrados tenemos que contener nuestra agonía por que nos encontramos en un lugar público o por que nuestro cercenador es alguien como por ejemplo nuestro jefe o alguna persona a la cual no le tenemos la suficiente confianza como para mandarla al carajo.


Y luego la agonía sigue, por que debemos esperar a que se mejore nuestro cuasimodo dedo, que pasa por diferentes etapas de putrefacción: se pone rojo, verde, amarillo, café, negro o cualquier otro color sorpresa, el cielo es el límite; todo esto acompañado por el dolor y por la desgana de apoyarlo en cualquier superficie o rozarlo contra cualquier cosa en este mundo, hasta soplar encima de él es una verdadera tortura china.

Llegas al punto en que piensas que amputarlo es la solución, que fuiste valiente al no gritarle al verdugo "dedal" sus verdades en el momento de la ejecución del inocente, que eso ha sido lo más fácil hasta ahora que has vivido el infierno en la tierra. Piensas que gracias a Dios el dedo mal herido y horroroso, no es tan necesario comparado con los demás, y hasta te haces una imagen mental de tu vida sin él. Claro está después de mucho pensar en cómo deshacerte de él no haces absolutamente nada.

Todo pasa, el tiempo cura todo. Luego podrás hasta reírte de esa situación en una reunión de amigos o familiares cuando surjan los temas de rigor en dichos aquelarres: situaciones vergonzosas que tengan que ver con mucho dolor o con mierda.

Continuando con el carro, hay algunas otras situaciones que de igual manera pueden provocar que de nosotros aflore la bestia interna, que nos lleven a practicamente "un día de furia".

Dejar las llaves dentro del carro y no tener una copia a mano, prensar el vestido o el saco con la puerta y que la prenda en cuestión quede sucia o con la marca del borde de la puerta repintado. Que alguien no suba todo el vidrio de la ventana, llueva y que el sillón parezca esponja de lavarplatos rebozante de agua. Llegar por tu carro y encontrar un rayón kilométrico que lo atraviesa de cabo a rabo, son solo algunos ejemplos de los obstáculos que puedes encontrar en el camino a la felicidad y a la paz interior.

Definitivamente estas situaciones nos atacan en el momento menos esperado, sin previo aviso y atacan directamente los puntos débiles de tu humanidad, saben cuales son tus debilidades y te acribillan sin piedad: Perder un archivo importante, que tu hermano estrene tu ropa, que alguien se lleve tu carro sin permiso, que tu perro se coma el cable de tu laptop, que no tengas un maldito lapicero para apuntar un número importante, que se riegue la Coca-Cola en la tapicería de tu carro, que se te quiebre un tacón, que un carro te salpique con agua enlodada, que no te paren dos buses en forma consecutiva, que te griten "gorda" en la calle, que te caigas de manera estrepitosa en plena avenida y te raspes las rodillas, que se coman tu cena, que te roben el menudo que dejas en el carro, que no tengas menudo para pagar el peaje, que tengas ganas de un beso y nunca se dignen a dártelo, que esperes a alguien por más de dos horas y te des cuenta de que no tenía la menor intención de ir a tu encuentro, que te mientan que ya llegan a la cita y aún no han salido ni de la casa, que coman de tu plato sin tu consentimiento, que la gente piense que por pedir que la conviden de algo estás en la obligación de compartirlo, son solo una pincelada de la mierda que puede ser la vida aveces, y si ponemos un poco más de atención muchas de nuestras desgracias son providencia de terceros.

Por estas y por muchas otras situaciones vividas, o más bien sufridas, he llegado a la conclusión de que si seguimos el consejo de poner la otra mejilla cuando nos han cacheteado la primera, muy probablemente muchos de ustedes me acompañarían en el psiquiátrico, donde estaría envenandome a mí misma con toda la ira e impotencia reprimida; por lo que hace tiempo decidí poner ambas mejillas, sólo para que el que me esté cacheteando en ese momento no esté midiendo el golpe bajo que tiré y que va directo al "sur de su ombligo".

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