A partir de mañana dejaré de fumar
A partir de mañana dejaré de robarme las monedas que mi papá deja en la guantera del carro, dejaré de comerme el helado que religiosamente después de almuerzo saboreo con exquisito placer y haré dieta.
A partir de mañana me cortaré la barba que tanto asco le genera mi esposa, no eructaré en público, bajaré la tapa del baño, no me rascaré lo que me pica.
Perfecto sólo Dios, y así debe de seguir siendo.
A partir de mañana dejaré de robarme las monedas que mi papá deja en la guantera del carro, dejaré de comerme el helado que religiosamente después de almuerzo saboreo con exquisito placer y haré dieta.
A partir de mañana me cortaré la barba que tanto asco le genera mi esposa, no eructaré en público, bajaré la tapa del baño, no me rascaré lo que me pica.
Prometo que mañana será el día en que deje de tomar licor, deje las fritangas y los dulces, elimine los panes y las mermeladas de mi vida, no vuelva a tomar café ni gaseosas y tampoco visitar restaurantes de comida rápida.
Cuando abra los ojos mañana temprano me haré la promesa de no darle más vuelta a mi mujer con la vecina, de no tener pensamientos enviciados cuando veo un par de colegialas, de no gastarme la quincena jugando y bebiendo con mis amigos.
Mañana seré otra persona, no volveré a mentir, ni a escaparme de clases, no voy a fumar marihuana, ni a bailar de forma sensual con alguien. No voy a volver a ver cine erótico ni pornos, no volveré a ir a esas fiestas donde terminas sudoroso y con la ropa al revés.
Mañana será el día en que dejaré de ser la amante, no volveré a desear lo ajeno y me conformaré con lo disponible en el mercado.
A partir de mañana no correré riesgos, viviré con lo necesario, doblegaré mis impulsos de grandeza.
Después de hoy prometo lavarme los dientes por lo menos 3 veces al día, tomar 8 vasos con agua, bañarme diario, apretar los glúteos varias repeticiones mientras manejo, hacer ejercicios para desaparecer la papada, meter el estómago mientras camino, hacer pesas todas las mañanas.
Mañana será el día en que deje pasar un chisme, ame a mi jefe y a mis compañeros de trabajo, sea más sociable, no mastique chicle, olvide a mis amigos y no vuelva a pasar por el bar los viernes.
Es así entonces, que le pido a Dios que el hoy no se acabe y que el mañana nunca llegue, porque ahora al ver lo hermosamente imperfecto que soy tengo miedo de lo que pueda encontrar cuando me mire al espejo mañana en la mañana.
Y si el mañana llega y cumplo con todo lo prometido, te pido me golpees hasta que sangre, que eso me recuerde que aún estoy vivo, y que la vida recta entre más se curva más sabrosa.
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